El sol brillaba con fuerza en la bulliciosa ciudad de Alejandría, mientras Liam y su comitiva cabalgaban por las polvorientas calles. La gente hacía una pausa en sus actividades para echar un vistazo a la procesión real, sus rostros llenos de respeto y admiración. Sin embargo, Liam tenía asuntos más urgentes en mente. Llevaba tiempo buscando a Alyssa desde que lo había traicionado, y la sola vista de ella era suficiente para encender una ira furiosa dentro de él.
A medida que se acercaban al palacio, los ojos de Liam escaneaban la multitud, buscando cualquier señal de ella. Su corazón latía con fuerza en su pecho, la anticipación de finalmente enfrentarla amenazaba con consumirlo. Y entonces, allí estaba ella. Alyssa emergió de la multitud, su presencia atrayendo la atención.
Ryan, que había estado cabalgando al lado de Liam, notó su repentino cambio de actitud. Se inclinó más cerca y susurró:
—Mi Señor, creo que la hemos encontrado. ¿Debo llamar a su arresto?