Alyssa corrió eufórica, sin parar hasta que avistó el jardín. Habían pasado dos semanas y su relación con Liam estaba floreciendo en algo real y apasionado.
Se encontraban cada tarde en su lugar habitual, y después de compartir pensamientos sobre el día de cada uno, terminaban mirando las estrellas y a veces, quedándose dormidos en el proceso...
Esto era felicidad para Alyssa. Estaba contenta de que la tierra tuviera cosas buenas preparadas para ella. De vuelta en su casa, siempre había pensado que estaba maldita por la tierra para nunca ser feliz.
Justo mientras corría, no prestó atención a una piedra que yacía justo en el suelo y sin darse cuenta, golpeó su pierna izquierda contra ella.
—¡Ay! —gritó mientras empezaba a caer al suelo.
Justo cuando pensó que se había dado una gran caída, algo sucedió y de repente, quedó suspendida en el aire.
