—¿Estás seguro de que sentiste a nuestra compañera allí? —le pregunté a mi lobo Mark por decimoquinta vez.
—Sí, idiota. Sentí a nuestra compañera, olí su aroma. Estaba justo aquí frente a esta puerta —ladró enojado.
—Entonces, ¿dónde desapareció? Debería haber esperado por nosotros aquí, ¿no es así? —me irrité con su constante quejido sobre esta compañera.
—Podría estar en algún tipo de peligro. De lo contrario, ¿quién querría huir de su compañero? —razonó su duda.
—Todo es tu imaginación, nada más —diciendo eso lo bloqueé. Aunque lo bloqueé, no pude deshacerme de la inquietud en mi corazón. ¿Era realmente solo su imaginación o tenía razón sobre nuestra compañera?
—¿Qué te pasa, Tyson? ¿Por qué dejaste la reunión sin avisar? ¿Tienes idea de cómo convencí a los Alfas diciendo que era una emergencia de la manada? Ya tengo suficiente de tus imprudencias —Tyler comenzó a quejarse tan pronto como salió de la oficina.
