—Está bien llorar. Solo significa que estabas verdaderamente feliz. Me alegra que a mi esposo parezca gustarle de mí —le aseguró ella a Fernando.
Arabella realmente quería llorar. Habían pasado por tanto antes de llegar a este punto. Toda una vida. Tuvieron que estar en su segunda vida antes de que sus malentendidos pudieran aclararse y pudieran reconciliarse de esta manera.
Fernando tal vez no pueda recordarlo tal como ella sí, pero la fuerza e intensidad de sus sentimientos tienen raíces en lo que sucedió entre ellos en el pasado. Su trágico final.
—Esta vez, no permitiré que vuelva a suceder. Llevémonos bien en esta vida.
Arabella contuvo sus lágrimas ya que Fernando podría malinterpretarlo otra vez. Podría concluir que ella solo se está forzando a sí misma aun si su corazón aún duele por Andrés. Lo cual, no era así.
—Sí. Me gustas mucho. Me gustas muchísimo —dijo Fernando con entusiasmo, y su rostro se tornó rojo cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir.