La vista matutina de Su Wan era una visión digna de ver y la primera vista de Lin Yan por la mañana también era digna de ver. Excepto que, Su Wan estaba viendo un rostro hermoso que estaba borroso y elegante con sueño, luciendo más seductor que nunca y Lin Yan estaba viendo un rostro lascivo que tenía dos manchas de sangre bajando por la nariz.
Lin Yan, que se sentía somnoliento y letárgico, inmediatamente sintió que todo su sueño volaba y, ¿cómo no lo iba a sentir? Lo primero que vio en la mañana fue el rostro ensangrentado de su esposa, ¿de dónde iba a sacar la somnolencia?
—¿Estás bien? —preguntó levantando su cuerpo ligeramente con la ayuda de su brazo mientras sujetaba la cara de Su Wan—. ¿Por qué sangra tu nariz tan temprano en la mañana?
