—Shh, está bien —Su Wan le dio unas palmaditas en la espalda a Lin Yan y continuó tranquilizándolo con palabras suaves y gentiles. Ella no sabía cuán desesperado y asustado pudo haber estado Lin Yan en ese momento, pero por supuesto sabía que necesitaba ayudar a Lin Yan lentamente y con delicadeza a deshacerse de su miedo. Estaba bien hasta ahora ya que no estaba casado y no tenía esposa a quien tenía que desnudar su mente y cuerpo, pero ahora la situación era diferente, a Su Wan no le gustaba la idea de que Lin Yan se pusiera a sudar frío cada vez que los dos estaban juntos detrás de una puerta cerrada.