Por supuesto, después de que Su Wan le dio a Lin Rui un buñuelo, todos los demás también exigieron que les pusieran un buñuelo en sus cuencos.
—Wan Wan, yo también quiero un buñuelo, te he elogiado tanto y aún no tengo un buñuelo de ti, ¡eso no es justo! —Lin Chen inmediatamente hizo conocer su objeción al mundo poniendo morritos y aullando al mismo tiempo.
—¿No eres tú el que tiene el cuenco justo frente a él? Simplemente le di a Ah Rui un buñuelo porque está más lejos del cuenco; si quieres comer buñuelos, simplemente toma uno y cómelo —Su Wan lo vio actuar como un bebé y le lanzó una mirada de desdén.
Lin Chen se puso infeliz de inmediato, quería decir algo pero antes de que pudiera Lin Yu tiró de las mangas de Su Wan y dijo con una sonrisa —Wan Wan, yo... yo también quisiera un... un buñuelo.
