—Su Wan quería comprar los aceites infusionados de su propia tienda de maquillaje, pero cuando entró en su tienda, se dio cuenta de lo mal que estaba yendo la tienda de maquillaje, solo vendían algo de rubor y polvo facial de mala calidad, nada más se vendía en su tienda. El polvo facial era tan tizoso que ni las sirvientas de aquellos ricos jóvenes y señoritos lo comprarían. ¡Sería mejor frotarse pintura blanca que el polvo facial de su tienda! Y cuando Su Wan preguntaba por los aceites infusionados, el gerente de su tienda de maquillaje, el gerente Long, sonrió con pesar. —Sí tuvimos algunos, pero a la joven señorita Su Lan le gustaron y se llevó todo el stock con ella.