—Así es, así es. El encargado de la tienda Zheng es cruel y mezquino, a menudo golpea y regaña a su personal. Escuché que el encargado de la tienda Zheng golpeó tan severamente a su repartidor hace una semana que no quedó un centímetro de piel sin herir. El encargado de la tienda Zheng golpeó a ese pobre chico hasta dejarlo con la pierna lisiada y los órganos internos desplazados, y aún así, desvergonzadamente, echó la culpa al repartidor y afirmó que el chico robó de su tienda. ¿A quién intenta engañar? ¿Quién tendría el coraje de un leopardo para robar justo bajo la nariz de un hombre tan cruel? No es de extrañar que enseñe a su hijo a intimidar a los débiles de esta manera.
—Humph, de tal palo, tal astilla. Ambos son crueles y viciosos. Oye, chico, escuché que tu padre te envió a la academia en la ciudad para estudiar, ¿es esto lo que te enseñan tus profesores?
