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Los hermanos Lin pronto repartieron el trabajo entre los cinco —a Lin Rui le dieron la responsabilidad de comprar la casa y las tierras de cultivo, ya que entre los cinco hermanos él era el único educado. Lin Jing y Lin Yan decidieron hacer un viaje al pueblo para conseguir las medicinas de la Madre Lin y un lote de lechones y pollos y, si quedaba algo de dinero, quizás conseguirían también un par de patitos—. Como el más robusto, Lin Chen fue enviado al bosque a cortar leña, mientras que Lin Yu se quedó para cuidar a Su Wan y a su madre.
Lin Yu quería ayudar a sus hermanos, pero entonces miró su pierna lisiada y suspiró —con él así, probablemente les causaría más problemas que ayuda a sus hermanos—. Así, Lin Yu se sentó en la puerta de entrada con un grueso palo en las manos.
Mientras los hermanos Lin se trabajaban hasta la muerte recorriendo todo, Su Wan cerró los ojos y se echó una siesta —se había levantado a las cuatro de la mañana y con todo el alboroto en la familia Lin, estaba muerta de cansancio—. Esta vida, ella no iba a agotarse a sí misma hasta la muerte nunca más, después de todo ahora tiene cinco esposos —con ellos aquí si tiene que trabajar hasta que los huesos le duelan y el cuerpo le pida a gritos descanso, ¡entonces mejor viviera sola!.
Mientras Su Wan dormía, Lin Rui se encontró con el maestro Luo, el jefe del pueblo Dong Tong —al jefe Luo no le sorprendió la visita de Lin Rui después de todo los cinco hermanos habían sido expulsados de su casa y tenían que preocuparse de una esposa recién casada y una madre enferma.
—Ah Rui, sé que has venido aquí para alquilar una casa, pero sabes cómo están las cosas ahora —suspiró el jefe Luo pesadamente, frotándose la cara con la mano—, ustedes hermanos tienen una esposa compartida ahora, algunos aldeanos no ven esta situación con buenos ojos —y no hay mucho espacio en sus casas para acomodar a los cinco hermanos incluyendo a tu madre y esposa, si quieres puedo...
No obstante, Lin Rui no escuchó el compromiso del jefe Luo, sabía que su situación no era buena —aunque eran honestos y trabajadores, todo el pueblo sabía que no tenían un céntimo, nadie se atrevería a darles refugio en tal situación después de todo alimentar a una familia de siete no era una broma.
—Jefe Luo, no he venido a alquilar, sino a comprar una casa —dijo Lin Rui con una suave sonrisa—. Entre los cinco hermanos, Lin Rui era el más accesible con su aura de erudito. Lin Yu era un poco retraído debido a su lesión, mientras que Lin Jing era un hombre de pocas palabras, Lin Yan era frío e indiferente y Lin Chen se enfadaba rápidamente. Así, siempre que los hermanos tenían algún asunto que requería negociación, enviaban a Lin Rui como su portavoz.
Justo como esperaban los hermanos, cuando el jefe Luo vio a Lin Rui sonreír de manera suave y tranquila, él también se calmó y soltó un profundo suspiro —como jefe del pueblo, era su responsabilidad gestionar la paz del pueblo, el jefe Luo de hecho era bastante aficionado a los hermanos Lin y quería ayudarlos pero él también tenía una hija que estaba encaprichada con Lin Rui, el jefe Luo estaba preocupado de que su hija pudiera acabar haciendo algo de lo que se arrepintiera si dejaba entrar a los hermanos Lin en su casa.
No podía dar cobijo a los hermanos Lin y, si él no podía dar ejemplo, no había manera de que pudiera obligar a los demás a dar a la familia Lin de siete un refugio —así que, cuando escuchó que Lin Rui estaba allí para comprar una casa, se relajó visiblemente.
—¿Comprar? ¿Quieres comprar una casa? —aunque el jefe Luo estaba relajado estaba sorprendido de que los honestos hermanos Lin tuviesen ahorros privados.
—Por favor, no malinterprete, jefe Luo —dijo Lin Rui entendiendo la expresión en la cara del jefe Luo—. El dinero vino de la dote de mi esposa, ella es quien dio el dinero y me gustaría que la escritura de la casa estuviera a nombre de ella.
Lin Rui tenía un sentido de la propiedad, aunque Su Wan era su esposa, ella aún era un individuo independiente que merecía su respeto. Sabía que no podía pisotear su buena voluntad poniendo la escritura a nombre de ellos o de su madre.
—Entiendo —el jefe Luo era un hombre inteligente, sabía por qué Lin Rui mencionó a Su Wan después del escándalo de la mañana, el buen nombre de Su Wan seguro se ensuciaría; de hecho, ya había escuchado a su hija quejándose de que Su era una arpía con su esposa y qué pena que un caballero como Lin Rui tuviera que lidiar con una esposa sin vergüenza como ella.
Aunque regañó a su hija y le advirtió que no hablara a la ligera, sabía que su hija estaba malcriada por su esposa y no le haría caso.
—Hay algunas casas viejas en venta, sus dueños se fueron a establecerse en la capital, si quieres puedo ayudarte a revisar...
—¡Ah Rui, estás aquí! —una voz tímida llamó desde detrás del jefe Luo y Lin Rui frunció el ceño al ver a una chica con una vibrante falda rosa y blusa amarilla corriendo hacia él—. Ah Rui, ¿cuándo llegaste? Deberías haberme dicho que vendrías, pasa, te serviré algo de beber.
—No, está bien —Lin Rui rechazó educadamente, no sabía por qué Luo Chenxi todavía lo llamaba tercamente Ah Rui, después de todo eran niños cuando se conocieron y ahora que él estaba casado, Luo Chenxi debería haber aprendido a llamarlo Lin Rui o cuarto Lin pero en cambio ella aún lo llamaba Ah Rui, ignorando a Luo Chenxi, se volvió a mirar al jefe Luo—. ¿Vamos, jefe del pueblo?
El jefe Luo vio cómo Lin Rui lo llamó jefe del pueblo distante y su expresión facial empeoró. No por Lin Rui, sino por su hija, Lin Rui había dejado claro en todo sentido posible distanciándose de Luo Chenxi, que no estaba interesado en ella pero su hija, Ay, quizás debería haber pasado más tiempo con esta estúpida hija suya.
—Pero Ah Rui...
—Ah Rui y yo tenemos asuntos importantes que discutir, Chenxi entra —tomando una respiración profunda el jefe del pueblo Luo ordenó a Luo Chenxi quien lo miró tercamente, sin querer obedecer—. ¡Entra ahora!
Solo cuando el jefe del pueblo Luo gritó, Luo Chenxi corrió hacia adentro, pero aun así no se olvidó de mirar a Lin Rui con una mirada agravada.
—Realmente lo siento por ella, yo, mi esposa la consintió un poco demasiado —dijo el Jefe de la aldea Luo sonando bastante avergonzado.
—Está bien —Lin Rui no quería comentar sobre la hija de otras personas así que hábilmente ignoró lo que decía el jefe del pueblo Luo—. Entonces, ¿puedo ver la casa? Mi familia no tiene dónde quedarse esta noche, estaré realmente agradecido si el jefe Luo puede ayudarme a resolver este asunto lo antes posible.
—Oh sí, sí, la casa. Ven conmigo, te mostraré —cuando Lin Rui cambió hábilmente de tema, el jefe del pueblo Luo también cambió su tono, rápidamente hizo señas a Lin Rui y salió de su casa.