Fu Mingze encontró adorable la confusión en el rostro de Tao Luqi, miró a la pequeña niña que se había aferrado a su pierna y la levantó en sus brazos.
Los ojos de Tao Mei se iluminaron cuando Fu Mingze la levantó, pensó que él la iba a apartar.
—¡Mamá! —Fu Liang extendió sus brazos, indicando a Tao Luqi que también lo levantara.
Tao Luqi finalmente sonrió a Fu Liang y lo llevó en brazos, lo miró y preguntó:
—¿No deberías estar en la escuela?
Fu Liang hizo pucheros con los labios y, en lugar de contestar, abrazó fuertemente a su madre. ¿Cómo iba a decirle a su madre que se había peleado y que lo habían suspendido? No quería que su mamá se decepcionara de él.
Tao Luqi miró a Fu Mingze y la forma en que sostenía a Tao Mei en sus brazos hizo algo con su corazón. ¿Acaba de saltársele un latido? ¿Qué le pasa ahora?
—¿Está enfermo Fu Liang, por qué no está en la escuela? —Tao Luqi le preguntó a Fu Mingze, quien comenzó a caminar hacia ella con Tao Mei en brazos.
