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La gente jadeó en cuanto vio la escena que sucedía en la entrada. Incluso aquellos conocidos por su brutalidad sabían que era mejor no crearse enemigos allí.
Sin embargo, eso mismo no lo sabía Andrés Tweten. O mejor dicho, él era de las personas que todos necesitaban evitar, y por eso nadie lo detuvo cuando agarró al alfa ofensor por el cuello y apretó en señal de advertencia.
—Ni se te ocurra insultar a mi pareja si quieres vivir. No soy compasivo, así que solo ten en cuenta que no vivirás para ver el mañana si vuelves a insultarla. ¿Entendido? —preguntó Andrés con voz amenazadora.
Tenía tanta fuerza que nadie quería acercarse o probarlo. Incluso los alfas que alardeaban de su poder no querían acercarse a la situación.
Rika notó toda esa vacilación, pero también vio cómo la persona que Andrés sostenía parecía ya medio muerta.
Como no sentía la misma presión de las feromonas de Andrés como los demás, Rika pudo moverse y colocar una mano en su hombro.
