Rika escuchó a muchas personas hablar y señalar mientras salía de la oficina de su madre y se dirigía hacia su sección.
Imperturbable ante el murmullo, Rika permaneció firme, sabiendo que no estaba en el error.
Además, ninguno de esos chismes podía hacerle daño, y no quería desperdiciar energía innecesaria en contrarrestar a esos cotillas cuando había mucho más que podía hacer.
Cuando entró, nadie en su sección miró a Rika, y ella tuvo dificultades para saber qué hacer y dónde sentarse.
Decidió tomar la estación más cercana y esperó a que le dijeran qué hacer.
Rika eligió estratégicamente esta estación, consciente de que era la favorita de alguien y que le pedirían que se moviera.
Y justo como Rika esperaba, la persona que usualmente ocupaba esta estación se acercó a Rika con una expresión molesta.