—Es raro que vengas a mi oficina conmigo. ¿Pasó algo? ¿Te dijo algo Suzie que te hizo querer salir de casa por un rato? ¿Está todo bien? —Los ojos de Natasha Goodwill estaban llenos de preocupación mientras miraba a su esposo, incapaz de deshacerse de la sensación de inquietud.
Su repentino deseo de acompañarla al trabajo era una sorpresa, una desviación de su rutina habitual, y dejó a Natasha sintiéndose más preocupada que contenta.
Fue una sorpresa porque esta era la primera vez que su esposo había hecho tal solicitud, pero Natasha se sentía más preocupada que feliz ante su decisión de acompañarla.
No le había dicho nada a Natasha directamente, pero la secretaria de Natasha tuvo la amabilidad de hablar con ella sobre los rumores que circulaban acerca de ella y el nuevo interno.
Eso dejó a Natasha desconcertada, y no pudo evitar reírse.
La expresión seria de la secretaria contrastaba con la risa de Natasha, dejando en claro que esto no era motivo de risa.