Las manos de Rika agarraron a su alfa fuertemente, y sus piernas se apretaron alrededor de la cintura de Damian para acercarlo más.
Estaba demasiado perdida en el placer como para notar algo de lo que sucedía a su alrededor.
El instinto de Damian se desbocó, y su deseo de morder a Rika se hizo aún más evidente.
Rika incluso expuso su cuello al alfa en celo para ser mordida, pero su último pensamiento racional la hizo apoyar su mano en su glándula de unión para detener la mordida entrante.
El alfa no apreció el intento de Rika de salvar su espalda, y gruñó para hacérselo saber. Pero el corazón de Rika dio un vuelco al mirar fijamente a Damian.
—¡No! Aún no. El alfa necesita esperar para morder —dijo Rika.
En ese único segundo, la racionalidad de Rika superó a sus instintos, y alcanzó el collar que Damian había traído. Evitaría que él la mordiera.