—Hacía tiempo desde que Rika se tocaba o que alguien la tocaba así. Su cuerpo se sentía extremadamente sensible a cada toque de Damian, haciendo que Rika contuviera sus gemidos mientras el placer destrozaba su cuerpo.
A Damian no le gustaba que Rika sofocara sus gemidos, así que extendió la mano para tirar de la suya antes de llevarse su dedo a la boca.
—¡No te escondas de mí! No reprimas tus gemidos. Cuanto más trates de controlarte, más rápido me harás perder la razón —el alfa advirtió antes de besar y lamer la mano de Rika, seguido de su brazo, hasta llegar a su cuello, donde la mordió con fuerza.
Rika podía sentir aquellos dientes afilados hundiéndose en su piel y dejando marcas atrás.
—Este chupetón no desaparecería rápidamente.
Damian también se había asegurado de morder a Rika cerca de su marca de lazo, haciendo que todo su cuerpo tiritara y un calor líquido recorriera cada parte que él tocaba.