—Ya me estás tocando. ¿Necesitas más permiso que este? —dijo Rika.
Rika quería hablar, pero su cuerpo comenzaba a entrar en celo bajo esos ligeros toques y besos provocativos. También la hacía olvidar que estaba en público.
Afortunadamente, estaba entre dos alfas de gran tamaño, así que nadie podía notar que ella estaba allí.
Pero Rika no era lo suficientemente optimista como para pensar que podría ocultarlo para siempre. Una sola mirada aguda sería suficiente para notar dónde estaba escondida.
—Se siente extraño. Mi cuerpo no me está obedeciendo en absoluto. Se siente tan lento pero cálido al mismo tiempo. Este sentimiento debería ser aterrador, pero ahora me siento cálida y cómoda —murmuró Rika.
Rika se mordió el labio mientras sentía unos labios suaves acariciándolo.
El aliento de Emily hacía perder la cabeza a Rika, y las manos de Damian sobre su cuerpo también la hacían estremecer.
Estaba rodeada, pero no le importaba.