—Todo el mundo nos está mirando. No quiero levantar la vista y mostrar mi rostro ahora. —Mientras pasaban por el vestíbulo, Rika enterró su rostro en el hombro de Damian. Podía sentir que la gente los miraba y la juzgaba.
El aire estaba cargado de tensión, el gruñido de advertencia de Damian provocaba un cambio palpable ya que todos apartaban la vista de él y de Emily.
Afortunadamente, ambos estaban vestidos con ropa que ocultaba su identidad. Pero era fácil darse cuenta de que no estaban secuestrando a Rika sino llevándola a casa con ellos.
Las feromonas en el aire hacían toda la comunicación, evitando que los transeúntes hicieran preguntas estúpidas.
Al menos una vez, llegaron al mostrador de recepción donde estaba la recepcionista beta.
Ver a Emily poniendo en su lugar a la recepcionista grosera y ruidosa fue todo un espectáculo. Al final del regaño de Emily, la beta parecía que estaba a punto de echarse a llorar.