La casa Goodwill volvía a estar tranquila. Esa tranquilidad debería haber llenado de paz el corazón de Natasha Godwill.
Pero en realidad, se sentía culpable e inquieta. Sus instintos le rugían que se moviera y fuera a ver cómo estaba Rika. Sin embargo, las palabras de Emily dejaron una profunda impresión en la alfa mayor y la arraigaron en su lugar.
—Necesito moverme. No puedo permitirme ser afectada por una joven alfa. ¡M-Mi hijo me necesita!
El sentido común decía que Natasha debería ser capaz de ignorar lo sucedido y priorizar las necesidades de su hijo.
¡Y aún así! Sus instintos le dirán a Natasha que primero debe cuidar a su compañero sorprendido y luego asegurarse de que ni Suzie ni Mark estén heridos o incómodos.
Sus instintos ni siquiera reconocían a Rika como parte de su manada.