—No pienses en nada, Rika. Vacia tu mente y entrégate a mí. Yo cuidaré bien de ti —Emily le prometió a la beta, quien parecía estar fuera de sí.
Los ojos de Rika estaban nublados, y su cuerpo producía demasiadas feromonas dulces y resbaladizas para atraer a posibles compañeros.
Ser la razón detrás del estado actual de Rika se sentía incluso mejor de lo que Emily había esperado sentir.
Sintió que sus colmillos se alargaban, y todo lo que quería era hundir sus colmillos en el frágil cuello de Rika y marcarla de por vida.
—¡No! No te distraigas. Actúa como si estuvieras bajo la influencia de esa droga y haz que el cuerpo de Rika caiga cuidadosamente —Emily reprimió la saliva que se acumulaba en su boca mientras se enfrentaba a la deliciosa espalda de Rika.
Su cabello negro estaba partido alrededor de su cuello, permitiendo a Emily una visión sin filtros de su nuca y glándulas de apareamiento.