Estar entre las piernas de Rika y complacerla era una dicha que Emily nunca pensó que llegaría a experimentar en su vida.
Se sentía mejor que cualquier sueño que hubiera tenido.
Ni siquiera sus juguetes podrían compararse con el placer de estar entre los muslos de Rika y tener su polla dura rozando los labios del coño de Rika.
La alfa estaba segura de que ahora podría morir feliz, y una mirada a Damian le decía que él sentía lo mismo.
Después de una vida de espera, Rika finalmente estaba entre los dos. Estaba justo donde ellos la querían.
—¡Mierda! ¡Esto es demasiado bueno! Vendré a oler y saborear, Rika. ¡Mierda! Mi cuerpo no se calma.
Desde que Emily empezó todo esto, Rika estaba desprendiendo un olor tentador. Ese olor estaba incitando a Emily a perder su agarre en la racionalidad y clavar sus colmillos en el cuello de Rika.
Pero necesitaba controlarse.
Damian no tenía el mismo control que ella.