Mauve alzó la vista y enlazó sus brazos alrededor del cuello de Jael. Se retorció mientras la mano de él recorría su cuerpo. Se tomó su tiempo, avanzando lentamente mientras sus labios seguían unidos. Mauve gimió en sus labios y él sonrió. Ella se sonrojó, copiosamente.
Él palmeó su muslo y luego dibujó pequeños círculos. Los círculos lentamente aumentaron en tamaño y movió sus manos a su cintura. La levantó de repente, y Mauve jadeó.
—Separa las piernas —ordenó él y ella obedeció.
Mantuvieron contacto visual y él la sostuvo sobre sus piernas cerradas mientras ella lo montaba. La mantuvo firme mientras la empujaba cuidadosamente hacia abajo contra su hombría.
Los sonidos estridentes de Mauve reverberaron en la habitación mientras Jael la invadía. Ella agarró su brazo por la presión y el placer simultáneo. Él la escuchó con calma, dándole tiempo para ajustarse a él.
Ella abrió los ojos para ver su mirada centelleante.
—Eso dolió un poco —murmuró ella.