Jael trató de no fulminar con la mirada mientras observaba la mesa del comedor. Tres señores más habían llegado antes de la primera comida, entendía que estaban ansiosos, pero esto era un poco demasiado.
—Dama Francine, es bueno verla —dijo Marcelina a la vampiro que se sentaba junto a ella.
—¿Cuándo fue la última vez que nos vimos? —Lady Francine hizo una pausa en medio de la comida. Miraba fijamente a ningún lugar en particular.
—El funeral —dijo Dama Marcelina.
Lady Francine jadeó, —Ha pasado un tiempo. Más de una década.
—Sí —dijo Dama Marcelina, asintiendo lentamente.
—Nunca sales de tu casa —regañó Lady Francine.
—Lo hago, solo intento evitarlo. A Alaric no le gusta estar afuera. Aún le es muy difícil desde el incidente —miró hacia su compañero y apretó su muslo.
—Suena como una excusa para mí —dijo Jael antes de poder detenerse.