—Será mejor que vigiles tu boca, hijo de un sirviente. Guardia principal o no, eso no cambia el hecho de que debes mostrarme respeto.
—Solo eres un Señor en genes, por estatus, no tanto. Ya es hora de que dejes de presumir como si fuera algún logro.
—¡Basta, ustedes dos! No están ayudando a la situación actual. No sé qué haría el Primus considerando la situación, pero solo puedo decir que permanezcan alerta y por el amor de Dios no dejen que ninguna carta de los humanos vuelva a llegar a él.
—Sí, Danag. Estaré atento y revisaré a fondo —respondió Erick.
—No estaríamos en este lío si hubieras hecho bien tu trabajo antes —comentó Damon.
—Tal vez si pudieras leer y escribir, podrías haber tenido una oportunidad en este trabajo.
—¿Quién en su sano juicio querría tu trabajo? Soy el maldito guardia principal —se giró Damon—. No quiero faltar al respeto.
—Está bien, solo dejen de discutir.