Mauve se aferró a Jael mientras bajaban las escaleras. Habían terminado pasando más tiempo en el jardín de lo que ella había esperado.
Le había costado mucho no tocar las flores, algunas de ellas necesitaban ser desmalezadas y podadas. Un poco de cuidado también, las había dejado desatendidas por un tiempo.
Había intentado dar un recorrido lo mejor que pudo, pero Jael era un turista terrible y, por más precisa que intentara ser, ella podía decir que él no prestaba atención a las plantas.
Él la había mirado a ella en vez de a las plantas y ella había tenido que preguntarle varias veces si estaba aquí para ver las flores.
—¿Irás a tu habitación? —preguntó él al llegar al piso de la biblioteca. El siguiente tramo de escaleras llevaba a su habitación.
Ella asintió, probablemente se quedaría allí un par de horas y trabajar en el jardín antes de la segunda comida.