—¿Qué oportunidad? —frunció el ceño Darleon—. Ese hombre acababa de decirle que no dudaría en atacar a Celestia, ¿y decía que era una oportunidad?
Los ojos carmesíes se cerraron mientras los labios de abajo formaban una sutil sonrisa. —Durante mis días en la academia, cada vez que hablábamos de gremios y espers, siempre era Celestia... Celestia... —dijo Radia, de pronto caminando por el sendero de los recuerdos, lo que solo aumentaba la confusión de Darleon—. El gremio de Celestia, los espers de Celestia... era un ejemplo de libro, material de estudio, un estándar al que adherirse. Como alguien que planeaba hacer su propio gremio, tenía que meterme esas cosas en la cabeza.