—Puedo contarte si quieres, mi experiencia pasada, o mi aventura dentro de la mazmorra —dijo Zein al final de su cena, antes de dar un sorbo a su bebida.
—¿De verdad? —respondió emocionado el joven guía.
Al principio, solo conoció a Zein porque los gemelos lo organizaron y porque le intrigaba cuánto diferían. Nunca pensó en llevar las cosas más allá porque... bueno, no tenía la confianza de desperdiciar el tiempo de una persona tan grandiosa.
Pero... pero se dio cuenta de que Zein no era tan diferente de él, de los otros guías. Y... ¿no sería maravilloso, tener un amigo genial como él?
—Hmm... pero es parte de la base de datos de mi gremio, así que tal vez necesitemos firmar un acuerdo de confidencialidad —Zein se acarició la barbilla pensativo, ganándose una mirada confundida del joven guía—. Que nada de lo que hablemos sea conocido o difundido a otras personas —explicó aún más Zein—. Por supuesto, significa que lo que tú me digas no saldrá de la habitación tampoco.