—Me registraré como Ishtera.
Zein miró directamente a los ojos del Anciano, que antes temblaban. Ahora, esos ojos parpadeaban sorprendidos. Dejó de hablar, permitiendo que sus palabras se asimilaran en sus mentes.
—Q-quieres decir... ¿aceptarás la herencia de tu padre, Joven Maestro? —preguntó el Anciano, con un pequeño temblor en su voz.
Zein tragó su suspiro. Esperó hasta que el oficial de policía —Cohen— terminara de servir el té antes de explicarse. —Lo diré claramente; no tengo intención de revivir el clan, —dijo, lanzando una mirada severa al Anciano y al hombre de mediana edad, Senan.
—Entonces...
—Lo que quiero es tomar el nombre que ambos mis padres me dejaron. Creo que se los debo por haberme traído a la existencia, —Zein se frotó la muñeca, sintiendo la vena palpitante debajo. —Pero el clan, y la organización, me gustaría que lo detuvieran.