—¿Pero sabes que tu commlink ha estado parpadeando un rato ya? —preguntó.
Bassena casi maldice en voz alta. —Lo sé —dijo con una frustración contenida—. Había estado parpadeando y vibrando desde que Zein tiró el vaso de papel en la papelera.
—¿Entonces por qué lo ignoras? —el guía levantó una ceja, mirando el dispositivo en la muñeca de Bassena.
Sonriendo para ignorar la furia creciente, Bassena inclinó su torso para bloquear la vista del guía a su commlink. —Porque no quiero que esta linda cita se arruine —dijo en el tono más calmado que pudo encontrar, enfatizando un poco la palabra 'cita'.
No habían pasado ni quince minutos desde que arrastró a Zein a este tranquilo rincón, y ya algo estaba intentando obstruirlo. Otra vez. ¿Realmente el universo odiaba la idea de darle una pequeña oportunidad para cortejar a su enamorado?