Dina se sintió triunfante cuando Alejandro entró en la habitación del hospital, su expresión era indescifrable. Se movía con determinación, ayudándola cuidadosamente a sentarse en la silla de ruedas. Había aceptado todas sus condiciones sin protestar... una victoria personal que saboreaba.
Para ella, esto era una señal prometedora, y no podía esperar para sumergirse en el lujo de ser Rain Lancaster.
Su misión principal estaba clara: hacer que Alejandro la despreciara lo suficiente como para querer un divorcio. Pero eso no significaba que no pudiera darse sus gustos en el camino. La idea de gastar su riqueza y disfrutar de los privilegios de ser la señora Lancaster le trajo una sonrisa maliciosa a los labios.
Estaba lista para disfrutar cada momento de interpretar este papel, incluso si eso significaba robar un poco de la atención de Alejandro para sí misma. Por ahora, interpretaría su papel a la perfección.