En Villa Cartier, Viñedo y Bodega Sinclair
Verano y Arlan permanecieron en la Villa Cartier, terminando tranquilamente su desayuno. El aire entre ellos estaba denso, cargado por los acontecimientos de la noche anterior y las acciones de su hija. Carla seguía en su habitación, aunque ya pasaban de las siete de la mañana.
—¿Debería ir a ver cómo está? —preguntó Verano, su voz teñida de preocupación mientras dejaba su tenedor sobre la mesa. La idea de Carla, aislada y pensativa, tiraba de sus instintos maternales.
Arlan negó con la cabeza, su expresión firme. —Dale tiempo. Necesita reflexionar sobre sus errores —dijo, su tono constante pero impregnado de decepción.
Verano suspiró profundamente, su mano jugueteando con la servilleta en su regazo. —Simplemente… no puedo creer que haya dejado que esta mentira continuara tanto tiempo. ¿Cómo no pudimos verlo?