El corazón de Ava latía acelerado mientras se apresuraba al lado de Roca, con las manos temblorosas. —¡Roca! ¡Roca, despierta! —gritaba, sacudiendo su hombro suavemente pero con firmeza. Su rostro estaba pálido, gotas de sudor brillaban en su frente y su respiración era superficial.
Sin perder un momento, sacó su teléfono del bolsillo y marcó el número de Lambert. —¡Por favor, ven rápido! —rogaba, con la voz temblorosa—. Mi hermano... está inconsciente y necesita ayuda.
Mientras esperaba, tomó un paño húmedo del fregadero, secando su frente, susurrándole palabras de consuelo aun cuando la preocupación la consumía. Roca seguía sin responder, su expresión era de dolor y Ava rezaba en silencio, esperando tener la fuerza para mantener la calma hasta que llegara la ayuda.