En la morgue, Alejandro observaba los cuerpos irreconocibles que la policía había recuperado del barco incendiado. Tim identificó uno como el de Dina por su anillo y collar, piezas de herencia encontradas en el cuerpo.
—Ya he solicitado una prueba de ADN discreta —susurró William. La expresión de Alejandro se oscureció con una ira latente mientras se alejaba, señalando a William para que lo siguiera.
—Vete a casa, William. Límpiate. Yo me encargo a partir de aquí —instruyó, notando la suciedad y la ceniza que todavía cubrían la ropa y el rostro de su hermano.
William asintió. —Está bien, me voy. Pronto se fue, dejando a Alejandro solo con Brandon, quien tomó asiento a su lado.
—Los resultados acaban de llegar. Han enviado el informe a tu teléfono —dijo Brandon, observando cómo Alejandro leía el mensaje. Su rostro se oscureció aún más, y su agarre en el teléfono se intensificó, las venas sobresalían en su mano.
—¿Cuál es tu próximo movimiento? —preguntó Brandon.