Alejandro atrapó a Rain, pero mientras ella se retorcía para escapar, ambos perdieron el equilibrio y cayeron al suelo, la espalda de él amortiguando el impacto para protegerla.
Los ojos de Rain se abrieron preocupados. —¿Estás bien? —preguntó, tratando de levantarse, pero él la mantuvo cerca.
—Estoy bien —murmuró él con un brillo juguetón en su mirada—. Quedémonos aquí así.
Ella rió suavemente. —Pero tenemos que terminar nuestras pinturas —le recordó.