Rain separó los labios, completamente sin palabras.
—¿Qué? ¿No esperabas algo así de mi parte? —bromeó Alexander mientras llegaban a la orilla. Él la ayudó a salir del bote, guiándola hacia el cenador.
Adentro, una mesa estaba puesta con una atención exquisita al detalle. Una música suave llenaba el aire, creando un ambiente íntimo. Alexander le retiró la silla, y Rain tomó asiento, sonriendo radiante mientras él se unía a ella.
—Realmente nunca dejas de sorprenderme —dijo ella, su amplia sonrisa reflejaba lo especial que se sentía en ese momento. Significaba mucho que Alexander se hubiera esforzado tanto por ella.