Alejandro echó un vistazo al reloj de la pared y suspiró. El tiempo parecía arrastrarse ahora que Rain no estaba cerca. A pesar de que deseaba verla, sabía que ella todavía estaba en el trabajo y profundamente comprometida con sus responsabilidades.
—Jefe —la voz de Tirón interrumpió sus pensamientos al entrar.
—Acaba de llegar un correo de uno de los centros de investigación en Lamey. Están desarrollando una posible cura para un caso similar al del Presidente —comenzó Tirón, luego titubeó—. Pero hay un problema.
Alejandro frunció el ceño. —¿Cuál es el problema?
—Necesitan un paciente de prueba con un caso idéntico al del Presidente para confirmar la tasa de éxito de la cura. La instalación tiene dificultades para encontrar a alguien que cumpla con ese criterio —explicó Tirón con un suspiro.
—Pero hay muchos con casos similares... —murmuró Alejandro.