Rain se alejó rápidamente, sus mejillas sonrojadas.
—Mi tarta de manzana. Necesito revisar cómo va —se apresuró hacia el horno, luchando por calmar su acelerado corazón. Alejandro tenía la manera de quitarle el aliento en momentos como esos.
—Subiré a arreglarme —había dicho simplemente. Rain asintió con una sonrisa incómoda, dándose cuenta de que si el Chef Philip no hubiera interrumpido, Alejandro podría haberla besado otra vez. Luego su frente se frunció al recordar sus palabras serias y vehementes. La intensidad de su protección la hizo sentir profundamente cuidada.
Sacudió la cabeza bruscamente, tratando de disipar la intensidad persistente del momento. Su rostro ardía de vergüenza. Estaba simplemente aliviada de que Alejandro se hubiera retirado y alejado por ahora.
—Lo siento… creo que interrumpí el momento —comentó el Chef Philip al regresar a la cocina.