Otra mañana amanecía y Rain se levantó temprano, decidida a preparar el desayuno. Se sorprendió al darse cuenta de que disfrutaba cocinando para Alejandro y su suegro, en contraste con cómo habría reaccionado en el pasado. Hoy era un día especial. Alejandro le había dicho la noche anterior que se quedaría en casa para descansar y ella quería asegurarse de que todo fuera perfecto.
Sin embargo, Rain no podía desprenderse de una ligera preocupación que la roía por dentro. Clifford y Sanya vendrían a comer y la tensión entre Clifford y Alejandro era algo que no quería que escalara frente a su suegro. Su rostro se volvió serio al pensarlo, en particular porque también necesitaba tener una conversación sincera con Sanya.