—Quizás había algo mal en ella, o tal vez era algo en el ambiente del comedor. Pero de cualquier manera, lo que fuera que convirtiera a Emily en una tonta sonriente cada vez que Derek Haven entraba a la cena de Bee, tenía que terminar. Él había llegado justo después de que ella había montado la ola de un ataque de ansiedad.
—Y solo el verlo había sido suficiente para hacerla sonreír de nuevo, sintiendo que todo estaría bien en el mundo después de soportar esos horribles momentos sintiendo nada más que condena, pesimismo y miedo. Eso no debería estar pasando. Derek era la principal causa de la mayoría de su estrés.
—La vista de él debería haber disparado su estrés de nuevo. O haberla enfurecido tanto que no pudiera ver con claridad. Pero en lugar de atacarlo, con solo mirarlo, Emily sintió que toda la tensión la abandonaba. Cuando él sonrió y pidió muffins y algo de té, ella no pudo hacer más que devolver la sonrisa, e ir a asegurarse de que él estuviera atendido.
