Derek había recibido bastantes bofetadas a lo largo de los años. Las mujeres ricas y malcriadas tendían a ser muy rápidas cuando se trataba de dar bofetadas. Y para personas que nunca querían hacer nada por sí mismas, a menudo eran muy entusiastas a la hora de ser violentas.
No hace falta decir que Derek se había vuelto bastante bueno esquivando bofetadas y jarrones también. Pero con todas las bofetadas que había estado esquivando.
Nunca había esperado recibir una bofetada de una cierta Emily Molson. Ella era la última persona de quien él hubiera esperado una bofetada. Pero ella lo había hecho. Sin pausas, sin dudar. Simplemente había levantado la mano y golpeado. Y mientras Derek yacía en su cama el sábado por la mañana pensando en lo que había sucedido, todavía no podía encontrar una razón plausible.