Creciendo, Derek siempre había considerado las tormentas como malos presagios. Un vestigio de la infancia donde cada historia de miedo que había escuchado siempre comenzaba con Era una noche oscura y tormentosa...
Pero ese viernes, no había tormenta, ni relámpagos. Solo lluvia fría cayendo sobre ellos por horas sin cesar. Así que Derek no le prestó atención. No había visto necesidad de estar en alerta. Pero debería haberlo estado. Especialmente desde que la primera persona con la que se había topado esa mañana había sido su tío.
El mayor de los Haven, estaba de vuelta en sus maquinaciones ahora que la crisis que él había creado estaba bien y verdaderamente atrás de ellos.