Ryder entró a la habitación y notó que ambos se comportaban de manera extraña.
—¿Qué está pasando aquí? ¿No deberían estar en el entrenamiento? —preguntó a Lavanda.
—Tenía hambre, así que vine a casa a almorzar. Ava también tenía hambre, así que le preparé un sándwich. Acabamos de terminarlo. —respondió Lavanda.
—¡Hmm! Ya que terminaste de comer, tengo una tarea para ti —Ryder le dijo—. ¿Cuál es?
—Necesito que acompañes a Jayden a la manada de la Luna Creciente para hacer un recado.
—No tengo elección, ¿verdad?
—Nope. —Ryder dijo con una voz demasiado alegre para el gusto de Lavanda.
—Ok. ¿Dónde está Jayden? —preguntó Lavanda.
—Está afuera esperando con el coche.
Lavanda se levantó de la mesa. —Adiós Ava.
—Adiós Lavanda. —Ava respondió. Lavanda asintió a Ryder y se fue.
Ava y Ryder quedaron solos.
—Hey Ryder. —Ava dijo alegremente.
—¿Qué estás haciendo sentada aquí riendo con él? ¿No deberías estar descansando? —preguntó Ryder con una profunda mueca en su rostro.