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Jayden arrastró a Lavanda hasta llegar a su habitación (la de Jayden).
Lo empujó hacia adentro de la habitación y cerró la puerta con llave antes de besarlo.
Lo besó profundamente durante unos minutos antes de soltarlo.
—Vale, eso ha sido increíble —jadeó Lavanda después de ser liberado.
—Me alegra haber podido complacerte —respondió Jayden antes de sentarse en su cama.
Lavanda se acercó a él y se agachó delante de él, tomó sus manos y lo miró a los ojos.
—¿Qué te preocupa? —preguntó Lavanda.
—Nada —Jayden hizo pucheros.
—¿Estás seguro?
—Sí.
—Entonces, ¿por qué pones esa cara?
—No estoy poniendo cara.
Lavanda extendió la mano y aflojó su cinturón antes de desabrocharlo.
—¿Qué haces? —preguntó Jayden.
—Nada —respondió Lavanda.
Metió la mano en los pantalones de Jayden y sacó su suave miembro, que rápidamente se endureció con su tacto.
Le dio unas cuantas caricias,
—¡Ay! —Jayden gimió.
Lavanda lo miró y sonrió con suficiencia antes de tomar el miembro en su boca.
