—Sí, Lavanda, no puede volver a ocurrir, no importa cuánto lo hayamos disfrutado —respondió Jayden.
—¿Pero por qué? ¿Hice algo mal? —preguntó Lavanda.
—No, no hiciste nada mal —respondió Jayden.
—Entonces, ¿cuál es el problema?
—¿Dónde estás ahora? —preguntó Jayden—, sintió que esta no era una conversación que pudiera hacerse por enlace mental.
—Estoy en mi habitación.
—Voy para allá —le dijo Jayden.
En unos pocos minutos, Jayden estaba frente a la habitación de Lavanda, tocó ligeramente antes de entrar a la habitación.
Lavanda estaba sentado en la cama en silencio esperando a Jayden.
Jayden se acercó y se sentó cerca de él en la cama.
—Hola —dijo.
—Hola —respondió Lavanda.
—Sabes por qué no podemos hacer esto, ¿verdad? —preguntó Jayden.
—No, no lo sé. No sé nada —respondió Lavanda con petulancia.
Jayden sonrió y le despeinó el cabello.