—¿Caos eterno? —preguntó Lavanda.
—Sí. Al principio no sabíamos lo que la planta podía hacer. La probamos moliéndola y disolviéndola en agua y luego se la dimos a animales como gatos, perros y conejos —respondió Claudia.
—¿Qué les pasó a los animales?
—Se volvieron muy agresivos y nos atacaron a nosotros o a cualquier cosa frente a ellos. Estos animales normalmente eran pacíficos y no tenían antecedentes de agresividad.
—¿Qué estás diciendo Claudia? Yo... Me temo que no te entiendo bien —Lavanda preguntó confundido.
—¿Cuando te convertiste en lobo? ¿Sentiste como si algo más te controlara? —preguntó ella.
—Sí. Eso es lo que sentí —dijo Lavanda.
—Sospecho que ella lo utilizó en ti. Cuando me fui, destruí todas las plantas y muestras, pero ella debió haber guardado algunas en secreto o probablemente ya aprendió a cultivarlas.
Lavanda se levantó del banco y comenzó a caminar alrededor del mismo.