—Nikolai se frotó la sien, claramente estresado. Ni siquiera estaba seguro de qué hacer —comentó el narrador—. Adeline no iba a dejar ese lugar, sin importar cuántas veces él lo pidiera, y temía que ella cayera enferma.
—Ella era humana, y no podía entender por qué César no quería verla. ¿Preferiría ver a su pareja enfermarse? ¿Eso lo haría feliz? —se preguntaba Nikolai.
—Como alguien que una vez tuvo una pareja, sabía que era algo que ningún alfa desearía. Y ni siquiera Yuri intentaba convencerlo un poco —añadió con frustración.
—No era como si le estuviera pidiendo que la perdonara o algo así. Todo lo que quería era que la dejara entrar o al menos que saliera a verla... Podría hacer eso, ¿no? —reflexionaba en voz alta.
—Quitándose la chaqueta del traje, Nikolai se la puso a Adeline y le ofreció una sonrisa tranquilizadora —continuó el narrador—. "Trataré de hablar con él. Pero aún pienso que sería mejor si te vas a casa."
—Se puso de pie y volvió a entrar en la casa