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Mientras caía la noche sobre Ghoulsville, el aire chisporroteaba con expectación, muy parecido a los nervios de Mallory. Aparte de las lámparas colgando dentro y fuera de los edificios, se encendió una hoguera en el medio del espacio, donde Mallory se mantuvo alejada.
De repente, la voz del Señor Hadeon cortó el aire como una guadaña, llamando a Mallory con su tono burlón habitual.
—¡Mal mono! —exclamó, haciendo que Mallory se estremeciera—. ¿Se volvió sordo mi mono? —continuó, su travesura evidente en cada palabra—. ¿O acaso ese hombre captó tu atención? ¡Perdón! Tú, allí.
—¿Yo? —preguntó un hombre que estaba en la línea de visión de Mallory.
—¡No, nada! —Los ojos de Mallory se abrieron como platos. Se giró para lanzar a Hadeon una mirada fulminante, pero solo encontró su maliciosa sonrisa y demandó:
— ¿Qué crees que estás haciendo?