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Islinda fingía ser valiente, lanzándole esas palabras, pero en realidad le tenía mucho miedo, y sus labios sueltos estaban decididos a meterla en problemas.
Ella esperaba que Aldric se enfadara con ella por sus palabras pero él le regaló una sonrisa perezosa, con sus ojos brillando como si de alguna manera ella le deleitara. Y eso no era una buena señal, Islinda se tensó debajo de él.
—Puedes decir lo que quieras, pero no soy un farsante, ni intento ocultar mi naturaleza, a diferencia de mi queridísimo hermano, Valerie —dijo él, mirándola desde arriba.
Islinda estaba honestamente impresionada por su inquebrantable confianza hasta que él trajo a Valerie al asunto y su rostro se endureció en un ceño fruncido.
Como se esperaba, ella adoptó una actitud defensiva —Valerie no es como tú y nunca sería como tú. Es un Fae honorable y es capaz de amar, a diferencia de ti, un farsante, mentiroso y asesino como tú.
¡Y sí, lo hizo!