—Nunca pensé que diría esto, pero en realidad es más agradable montar un carruaje que conducir el carruaje —suspiró Maxi nostálgicamente recordando la innumerable cantidad de veces que estuvo en su forma de cambiaformas y no tuvo más remedio que ser usada como medio de transporte por Aldric. No es que ella se quejara habitualmente, era uno de sus roles como cambiaformas de caballo, pero en ese momento estaba enojada con su jinete, el Príncipe Aldric.
—No te preocupes, te dejaré montar más a menudo a partir de ahora —le prometió Isaac, pasando su mano por su suave cabello y deleitándose con la sensación. Su cabeza descansaba en su regazo mientras el resto de su cuerpo yacía atravesado en el asiento.