—Dime que lo que estoy viendo no es cierto, ¡ahora mismo! —exclamó Maxi cuando su vista cayó sobre el príncipe dormido, Aldric, y se quedó completamente pasmada.
—Ella se volvió hacia Isaac, quien la miró de vuelta, sin palabras como ella. El castillo estaba sumido en el caos y aquí estaba el amo de la casa durmiendo cómodamente.
—Maxi echó la cabeza hacia atrás con un resoplido y caminó furiosa hacia la cama, su intención era obvia. Con solo apoyar una rodilla en la cama, se inclinó y sacudió a Aldric —Está bien, la hora de dormir se acabó, mi encantador príncipe —su tono goteaba sarcasmo.
—Sin embargo, Aldric no se movió en absoluto, si acaso comenzó a roncar. De inmediato, el ceño de Maxi se frunció en sospecha, Aldric no roncaba mientras dormía.
—Ella retrocedió enseguida, lanzando una mirada a Isaac por encima del hombro —Algo no está bien en absoluto.